Raimundo Viejo Viñas

Profesor, autor, traductor, editor, ciudadano activo y mucho más.

Ene

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[ es ] Del momento y el decir…


       Robert Carter
La cuestión no es reivindicar «independencia» o «proceso constituyente», como si la sola invocación de estos significantes por una masa movilizada en las calles legitimase de manera inmediata y automática a los actores políticos que, eventualmente, pudiesen erigir en la esfera pública una hegemonía discursiva cualquiera a fin de realizar sus proyectos políticos particulares. Quien así piensa se equivoca de tiempo y lugar. Antes bien, dado el punto al que hemos llegado de deslegitimación de todo alineamiento político a manos de sus propios definidores, toda hegemonía construida sobre una base tan pobre sería derogada en muy breve espacio de tiempo, arrastrando con ello ese mismo el objetivo político promovido.
La multitud nunca se ha dejado hacer por mucho tiempo y cada vez tarda menos en demostrarlo, toda vez que el progreso de la constitución material no es sino el de la aceleración del tempo histórico. Los días del príncipe solitario han pasado. La cuestión ahora se define, por el contrario, en los términos de una agencia otra de lo político; una agencia fundada en un locus de enunciación que habla desde, por y para el cuerpo social, sobre sí, para sí; nomos que se formula en su propia inmanencia y se instancia, como decisión en una procedimentalidad que le es sólo suya, orgánica, absoluta. 
Vivimos el tiempo de la profecía pasada, del mundo que se busca tras haberse desbordado en una proyección que recomponga el exceso de sí. No vale ya hablar desde las ebúrneas torres de la modernidad para una masa distante; hay que descender a los foso de sudor y sangre, a obrar sobre sí la árdua tarea de efectuar un porvenir que sea un volver a recomponer el mundo, un instaurar el habitus del cotidiano futuro, un recomponerse ecológico en avenir circunscrito al propio deseo del mundo.