Raimundo Viejo Viñas

Profesor, autor, traductor, editor, ciudadano activo y mucho más.

Oct

20

Malcolm X y la cuestión nacional


En estos tiempos de productividad, tan pronto se presenta y promociona un último trabajo, se pasa a lo siguiente y se deja caer en el olvido. Sucede así que si no se alcanza la viralidad esperada, se fracasa, por lo que hay que seguir buscando el golpe de éxito. Escribir se convierte así en un gesto semejante a comprar billetes de lotería. Las trayectorias intelectuales consistentes, aquellas que se producen en el medio y largo plazo, se vuelven imposibles. Solo personas de recursos sobrados y gran coherencia intelectual pueden permitirse hoy ese lujo. Al resto nos queda la labor fragmentaria de intentar hilvanar un relato de vida pensando sobre la marcha, sin apenas tiempo para pensar como sería preciso hacia dónde vamos. Y aún así, al volver la vista atrás, aparecen los extraños hilos de una coherencia anómala.

Rebobinemos, pues, a partir de Malcolm X. No hay motivo por el que no pudiera ser otro punto de apoyo, otro nombre, otro significante. Elegirlo es, de hecho, el fruto de una casualidad relativa como es la clase que cada año imparto sobre la idea de nación, los nacionalismos y la cuestión nacional. Ahí, siguiendo el hilo de la obra de Liah Greenfeld, Nationalism. Fice Roads to Modernity, acabamos en el Black Nationalism:

Hace años traduje este fragmento en colaboración con Guerrilla Translation. Constituye uno de los momentos más brillantes de Malcolm X donde, además de otros temas habituales en su discurso, como el disenso táctico con Martin Luther King en torno a la violencia, se expone de manera tan eficaz como lo era su oratoria, una mutación de la cuestión nacional en la que el Estado-nación se vuelve contingente al hecho de haber nacido; instrumental al mismo como herramienta de liberación.

Va de suyo que este discurso no puede ser desligado de un contexto histórico marcado por el triunfo de los movimientos de liberación nacional que pone fin al colonialismo y abre el espacio-tiempo de la poscolonialidad. Malcolm X es en este sentido un autor clave de ese momento, toda vez que habla desde un lugar de enunciación del máximo valor para lo que vendrá. La posición de la lucha contra la inclusión excluyente. Su teorización de la nación no es disociable de este hecho primero.

Tres aportes más al respecto: el primero fue el libro que publicamos sobre Malcolm X desde el proyecto cultural Artefakte; a saber. Malcolm X. Estratega de la dignidad negra, de Sadri Khiari. Escrito por un autor que comparte con Malcolm, bien que en su singularidad, lugar de enunciación, fue uno de los títulos del breve, pero no por ello menos potente, catálogo editorial del microsello. Su valor tenía también que ver con el contexto. Hablamos de los años de que se dio en llamar Primavera Árabe, a comienzos de la pasada década cuando una extraordinaria ola de movilizaciones vio caer, uno tras otro, los regímenes dictatoriales del norte de África y Oriente Medio.

Segundo aporte. La publicación del libro de Sadri Khiari no era casual, tampoco lo fue la redacción de este otro texto para Espai en Blanc, El lugar de la nación en el discurso emancipatorio y la mutación contemporánea de la soberanía. El contexto aquí era los inicios del Procés, mi lugar de enunciación el de un catalán de nación gallega, llegado entonces hacía pocos años a Catalunya. Por descontado una posición muy otra, pero sobre la que quería partir para responder a la interpelación de Malcolm X o Sadri Khiari.

Por último (tercer aporte), todo esto venía a responder preguntas anteriores, ligadas a la experiencia del movimiento altermundialista y los años de irrupción de la globalización en la agenda del antagonismo. Fue entonces cuando en el debate se abrían líneas que luego se acabaron concretando en la hipótesis populista de Podemos; hipótesis que sin ser la mía propia, fue en toda legitimidad la opción de Íñigo Errejón, que escribía por entonces su tesis inspirado por la Razón populista de Ernesto Laclau. Si recupero ahora este Naciones de la multitud, del otoño de 2005, es porque entiendo que tras la experiencia del populismo de izquierda, siguen siendo muy pertinentes las preguntas que por entonces se planteaban.

Nación, pueblo, multitud… eran entonces, como fueron a lo largo de los tiempos, nociones sobre las que levantar una gramática política de la emancipación. Han pasado los años, pero muchas preguntas persisten. Quizá las respuestas hayan perdido parte de su valía. Pero quizá también es cuestión de releer a la luz del presente lo que fueron estas aportaciones hoy integrantes de una genealogía de los posibles.