Raimundo Viejo Viñas

Profesor, autor, traductor, editor, ciudadano activo y mucho más.

Abr

07

Necroliberalismo


Vuelvo a CTXT con «Necroliberalismo» un artículo de reflexión sobre la mutación en curso del paradigma neoliberal. Cuatro décadas después de su puesta en marcha en los últimos años hemos entrado en un proceso de mutación que desplaza los supuestos neoliberales hacia una nueva declinación de la matriz liberal.

Poca sorpresa en realidad. El neoliberalismo ya era en sí la respuesta a la crisis de una declinación neoliberal previa: el ordoliberalismo. Posterior a la II Guerra Mundial había consagrado la economía social de mercado sobre la que había sido posible, no sin sacrificio, el welfare de posguerra. Al punto de generar en los sesenta y setenta una gran ola global de movilización que haría perder al paradigma liberal su liderazgo del mundo occidental. Tras la década procelosa de los setenta, los #hatefuleighties cerraron el horizonte de emancipación imponiendo el realismo capitalista bajo la declinación neoliberal.

En el artículo explico esto entre otras cosas: también se apunta una distinción de otros dos conceptos próximos y familiares al necroliberalismo como serían el exterminismo y el ecofascismo. En relación a estos el necroliberalismo se configura más como un concepto de teoría política, que apela a esa genealogía anterior: necro-, neo-, ordo-, liberal clásica o incluso paleoliberal (declinaciones todas ellas conocidas de las ciencias sociales).

Con NECROliberalismo, sin embargo, creo que se puede abrir un debate y una línea de reflexión teórica útil para comprender qué está sucediendo; primero con la pandemia, ahora con la guerra; en breve, podemos estar seguros, con un cambio climático que va a provocar una agudización de las tensiones intrínsecas a los regímenes democráticos. Al proponer esta idea de necroliberalismo como una mutación que acaba de comenzar recurro, claro está, al pesimismo de la razón. Pero en línea con otros textos anteriores –en CTXT sin ir más lejos otro que publiqué sobre la IV Ola– espero poder aportar a un horizonte de sentido alternativo, en el que, lejos de estar clausurado, la disputa del futuro se reabre bajo nuevos supuestos.

En fin, el texto es breve (unas dos mil palabras) y ahí hay materia para mucho más. Espero, con todo, que haya ganas de explorar el potencial heurístico de este primer apunte.