Sumar e a consistencia do seu discurso

Hoy es martes, día de columna en la revista Luzes. Esta semana abordo el elefante en la sala de la izquierda: el problema de consistencia en el discurso de Sumar. Desde el giro a la esquina izquierda del PSOE, la mal llamada Nueva Política no hizo otra cosa que perder votos, escaños y apoyos. Al margen de otras variables, el problema de la inconsistencia de discurso es el más apremiante. Se vio en las elecciones gallegas, se verá ahora en las vascas y ya veremos en catalanas y europeas, aunque nada anuncia un horizonte favorable.

El trasfondo del declive inexorable no solo se encuentra relacionado con el giro estratégico a la izquierda, la pérdida de transversalidad, el asalto del PCE/IU a Podemos (favorecido por el propio Iglesias) y tanto más. De manera particularmente preocupante asistimos al efecto de la política de relato. Dicho de otro modo, los principales responsables del discurso en Podemos se han pasado el último lustro, como poco, convencidos de que el poder performativo del discurso se valía por sí solo para cambiar las cosas. El motivo para un nivel tal de solipsismo solo tiene sentido en el universo cerrado del partido político, donde el autoritarismo burocrático puede ser impuesto.

Sumar no es hoy más que una marca electoral en la que se acomoda una coalición de partidos de notables centralizados en la figura de Yolanda Díaz, leal como siempre al PCE (y la conozco personalmente desde finales de los ochenta). En la lógica en que se ha construido no hay futuro alguno. Elección tras elección se va demostrando. La inconsistencia discursiva de sus portavoces, que repiten la línea del partido sin abrir ni mostrar disensos en un declive asegurado, refuerza la tendencia de fondo. Para alterar esta crónica de una muerte anunciada se vuelve preciso recuperar el principio de realidad (por ejemplo, no se puede decir que frenaste a la derecha el 23J habiendo perdido 7 escaños).

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