Todo régimen democrático comporta la combinación en distinto grado y manera de una triple dimensión de su procedimentalidad: deliberativa, por cuanto no hay democracia sin debate público orientado a la toma de decisione; participativa, pues no hay democracia sin opción a tomar la palabra, expresarse, asociarse, etc.; decisoria, toda vez que, a fin de cuentas, se trata de tomar decisiones de forma compartida. Si partimos de esta premisa, no es difícil ver cómo las democracias del mundo se ubican en base a estas coordenadas. Las hay así más participativas, como Suiza, donde los instrumentos de participación ciudadana se encuentran altamente desarrollados. Otras democracias, como Alemania, son más bien tendentes a […]