El principal problema territorial de España no es la amnistía, sino la sociología trumpista del centralismo madrileño. Escribo en CTXT sobre la necesidad de abrir un horizonte federalizante cuyo primer paso sea la desconcentración del Estado. Sin este paso antes que después volverá la derecha. Y no una derecha cualquiera, sino la del régimen del 78.

Aprovechando que Maquiavelo ha pasado por el debate en el Congreso, aquí va mi reflexión sobre la legislatura que empieza puesta en perspectiva. Escribo sobre Sánchez como «príncipe catódico», su reconquista de la centralidad para el PSOE y la legislatura que por fin arranca.

En el día de ayer unas 50.000 personas –siempre de acuerdo a las cifras de la Guardia Urbana– acudieron ayer a la manifestación de Societat Civil Catalana. Bajo el lema «No en mi nombre. Ni amnistía, ni autodeterminación» su objetivo era movilizar un máximo apoyo ciudadano contra los pactos de investidura.

Sánchez, retrato de un surfista para reconocer el momento de la ola en que estamos. Recién salidas del horno, aquí os dejo estas claves para pensar la investidura.

Tras el 23J el escenario político se muestra muy inestable. A pesar del crecimiento del bipartidismo la situación dista de haber resuelto una vuelta a la normalidad del 78. Antes bien, la pluralidad expresada en las urnas hace que hoy sea esencial no solo ocupar la centralidad sino tener una alternativa a las dinámicas que la prefiguran. La reacomodación de la plurinacionalidad no es suficiente. Hace falta apostar por una propuesta de reforma del Estado en profundidad. Escribo sobre esto en Catalunya Plural

La periodista Estefanía Escolar, del mexicano Reforma, me entrevista al hilo del actual contexto político y electoral español.

Al adelantar la fecha no solo pilló con el paso cambiado a la oposición. También sorprendió a sus socios de coalición e investidura. La apuesta tiene una doble salida: si sale bien, continuará el gobierno de coalición; si sale mal, el PSOE se asegura un grupo parlamentario con el que acomodar las pérdidas del 28M a la espera de la alternancia.

Tras ocho años de espera tiene lugar la cumbre entre la UE y la CELAC en un contexto diferente por completo. En plena multicrisis (COVID, Guerra, cambio climático, inflación), China se ha adelantado a la UE como segundo mayor socio comercial de América Latina y Caribe. La cumbre se ha topado sin embargo con un acontecimiento inesperado: el adelanto electoral del 23J.

Los resultados de las elecciones municipales en Barcelona traen consigo una decepción (evidente) y una potencia (no tan evidente). La votación del sábado permite armar una maquinaria que despliegue esa potencia.

Audaz o temerario, el caso es que Sánchez adoptó ayer una de las decisiones más importantes que puede tomar un presidente. Lejos de ser un mero trámite o formalidad, la decisión lo ha sido en toda su envergadura. He ahí el poder del gesto político.

En las condiciones que hoy prefigura la sociedad del espectáculo difícilmente se puede derrotar al racismo en el fútbol. Para poder plantar cara hay que afrontar el deporte como una dimensión política más de los antagonismos. Y hacerlo justo allí donde se puede ganar: desde la base, desde la vida cotidiana

A raíz del fiasco de las oposiciones de la Generalitat, escribo en el Catalunya Plural sobre el error de persistir en un modelo de Estado neoliberal.

Con cada innovación se han abierto siempre intersticios en los que se han realizado ajustes, fisuras por las que el modo de dominación se ha tenido que actualizar Escribo sobre esto en CTXT

¿Vuelve una Guerra Fría? ¿Resulta posible -con todas las salvedades evidentes- hacer viajar en el tiempo el concepto que sirvió para determinar la geopolítica de todo un momento histórico? En este artículo recorro el empleo ideológico de la noción de «Guerra Fría» en el marco geopolítico actual como un factor ideológico operativo en las tensiones entre EEUU y China. Una vez más Europa parece condenada a verse en el papel de proscenio en el que se dirimen las tensiones entre superpotencias.

Desde hace unos años vivimos claramente instalados en la fase descendente de la última ola de democratización. Aunque se van dando ya algunos ciclos destacables (por ejemplo, el ciclo feminista del 8M, el ciclo por la sanidad en Madrid, etc.), lo cierto es que nada incentiva a pensar que la ola haya tocado fondo y remonte ya su sucesora.